viernes, diciembre 04, 2009

PIOLETS

En Izquierda Unida de la Comunidad de Madrid, milita un conocido compañero, que no pasa desapercibido; más bien todo lo contrario.

Tiene la costumbre de decir las cosas tal y como las piensa, sin cortarse un pelo. A veces, incluso, con cierta agresividad dialéctica que a muchos les provoca un gran enfado y hace que le zarandeen de lo lindo.

Posiblemente, no seré yo quien lo niegue, ese lenguaje debería ser más comedido, más sosegado, porque las formas son, en muchas ocasiones, importantes a la hora de exponer los argumentos y razones.

Además, al final, se corre el riesgo de que muchos lectores o auditores, conturbados por lo abrupto de la expresión, den más importancia a ésta, que al fondo de la misma, con lo que el mensaje queda diluido en la maraña del ruido y no consigue su efecto.

En todo caso, cada uno es muy libre de expresarse como considere más conveniente, porque para eso está la libertad de expresión.

Dice este compañero con claridad meridiana lo que otros muchos piensan pero, por el motivo que sea, no se atreven a decir en público. No le gusta el régimen castrista y lo suelta, intuyo que tampoco le hace mucha gracia Chávez y lo dice sin recato, y, ahora, parece que muchos le acusan de ser un anticomunista convencido por escribir algunas críticas dirigidas al PCE.

La verdad es que, como ya tengo bastantes años, he visto a lo largo de mi vida como se ha etiquetado a muchas personas como consecuencia de su independencia de criterio y de sus análisis heterodoxos. Tal vez sea parte de la condición humana etiquetarnos los unos a los otros.

Sin embargo, pese a que yo procuraría y, de hecho lo intento, utilizar un leguaje más templado que el de mi compañero, reconozco que éste muchas veces escribe cosas sobre las que no se puede pasar fácilmente por alto, porque son asuntos que a todos nos deben interesar.

La última andanada, al menos que yo sepa, se refiere al asunto de otro compañero de IU que, al parecer, va a tener que optar entre su militancia en esta organización, o su puesto en el Ministerio de Asuntos Exteriores, ya que, según los vigilantes de la pureza, su cargo es incompatible con pertenecer a la coalición y mucho menos la participación en el Gobierno del Psoe.

Ciertamente no sé si achacar a la ignorancia más atrevida o a la maldad semejante disparate, porque, un director general de un ministerio, en caso alguno puede ser considerado un miembro del gobierno.

Se trata del puesto más alto en el que se puede llegar en la Administración del estado. Por tanto es, a todos los efectos, un funcionario de carrera y nada más.

No me extraña que nuestro compañero se exalte ante semejante actitud, que parece dictada por la más obtusa de las intolerancias, y por pretender reflejar aquello que no es. Da a impresión de que trabajar en un ministerio es, sí gobierna el Psoe, una especie de estigma que marca para toda la vida.

Supongo que IU estará, entre otras cosas, en condiciones de asumir el salario de Agustín Santos, que así se llama el traidor, para que éste pueda mantener su militancia en IU y dejar su puesto en el Ministerio de Asuntos Exteriores, hasta que los guardianes de la fe, den su plácet.

La verdad es que últimamente están ocurriendo cosas en IU que son muy, pero que muy preocupantes; alejadísimas de ese pacto de refundación que pareció comprometer a todos para sacar adelante un proyecto de izquierda en una sociedad occidental desarrollada en la querámoslo o no, estamos inmersos.

Nosotros, por ahora, no dictamos las reglas del juego y, lo mejor a lo que podemos aspirar, es a que estas normas sean lo menos dañinas posible para el conjunto de los ciudadanos, a través de una labor sensata y que permita que el máximo de personas se acerquen a nosotros.

Posiblemente, un director general de IU dentro del Ministerio de Asuntos Exteriores, sea de una gran utilidad, tanto para la propia organización como para todos aquellos a los que puedan beneficiar su labor que es meramente técnica.

Es evidente que, con estas actitudes, muchos no sólo no se van a acercar, sino que se alejarán espantados ante la posibilidad de que en cualquier momento se les exija que renuncien a su trabajo en aras de la pureza militante. O sea, justo lo que criticamos en los demás cuando excluyen a quienes no son de su cuerda.

¡Basta ya de anatemas!



lunes, noviembre 30, 2009

INÉS SABANÉS

Hoy, último día de noviembre de 2009, he recibido una mala noticia que, no por menos esperada, me deja una menor sensación de tristeza y de vacío personal y político.

Es una mala noticia para muchos de los que militamos en Izquierda Unida de Madrid, pero también creo que es una pésima noticia para todos aquellos ciudadanos que, desde posiciones de izquierda, confiaban en que la refundación de IU tendría a esta gran mujer como una de sus protagonistas.

Inés Sabanés ha anunciado en una entrevista aparecida en el diario El País, que no va a concurrir a un proceso electoral en Izquierda Unida de Madrid para enfrentarse a otros posibles candidatos de la coalición. La decisión es definitiva y está relacionada con la opción de adelantar el nombramiento de éstos, antes de que se profundice en el proceso de refundación de la organización.

Y, pese a lo que piensen y afirmen muchos de mis compañeros de IU, yo si creo que es un problema de nombres, claro que es un problema de nombres. La política es también nombres, cuando estos equivalen a prestigio y a trabajo.

Lo que no es, ciertamente, es un problema de personalismos, algo que parece que algunos no entienden o no quieren entender. Precisamente, porque para Inés no es una batalla personal, sino una cuestión de conceptos, es por lo que decide abandonar esta fase de la actividad política.

Cuando afirmo que sí es una cuestión de nombres, lo que quiero significar es que IU-CM no está en condiciones de prescindir de aquellas o aquellos militantes que, desde siempre, han estado al pie del cañón trabajando por y con los ciudadanos. No andamos tan sobrados de personas apreciadas por los que viven y trabajan en esta Comunidad, como para alegremente no contar con ellos en el futuro inmediato en el que el reto es tan grave: el ser o no ser de la izquierda.

Inés Sabanés es una de las personas más valoradas dentro de la Comunidad de Madrid y, este aspecto, es un valor añadido que, en caso alguno, debería haber sido despreciado a la hora de establecer los criterios de elección de los candidatos.

Y no me refiero a que la mayoría de IU no pueda elegir legítimamente a quien considere más apropiado y capacitado para desarrollar el programa que, aún no está ni siquiera elaborado, sino a que precisamente su posición (la de ella) es la que se corresponde con más exactitud con el espíritu de la refundación que se había acordado después de la IX Asamblea Federal y esto tendría que haber sido valorado.

Se equivocarán gravemente quienes pretendan ver en mi actitud un rechazo frontal a otras compañeras o compañeros. Si lo es, en cambio, al método que se ha escogido, que por decirlo de una forma castiza supone empezar la casa por el tejado.

Además, otros, afortunadamente pocos, han pretendido subirse, o se han aupado directamente, al carro de las insidias que pretendían poner a Inés en la órbita del PSM. Esta actitud define perfectamente a quien la propala, la sustenta, la encubre o no la rechaza con total y absoluta rotundidad. No era necesaria una campaña de desprestigio para avalar determinadas decisiones.

Hace bastantes años que conozco a Inés. Es una de las escasísimas dirigentes de IU-CM que ha tenido la delicadeza, la amabilidad, la responsabilidad y siempre la disponibilidad, de venir al pueblo donde resido, en el que hay una muy pequeña asamblea de IU que, casi con total certeza, gracias a su concurso consciente, a su presencia amena y a su ánimo sosegado y pedagógico, logró en las últimas elecciones municipales sacar un concejal.

Hoy, un mal día para la izquierda, me siento profundamente orgulloso de compartir mi visión de la política, y también de la vida, con una mujer que, como bien ha dicho otra mujer, ha creado una escuela en la que muchos hemos aprendido o, al menos, lo hemos intentado.

Ciertamente la retirada de Inés de esta fase de la política de la Comunidad de Madrid no es una buena noticia para todos los que desde la cercanía militante y, lo que es mucho más importante, desde la calidad humana que transmite, nos vamos a sentir huérfanos de uno de nuestros mejores valores.


domingo, noviembre 29, 2009

LOS JUSTICIEROS

Mientras me queden fuerzas, no dejaré de insistir en el peligro que supone la utilización, por parte de la mayor parte de los medios de comunicación, de las noticias más dramáticas para establecer culpabilidades apriorísticas y escarnecer a personas que, por no haber sido juzgadas, tienen derecho a la presunción de inocencia.

No cejaré en recordar a quien quiera escuchar y leer que, en este país, ha costado mucho tener un estado de Derecho que garantiza a todos los ciudadanos, a todos sin excepción, que no van a ser discriminados por cualquier tipo de condición social, racial, preferencia sexual, creencia o fe.

Clamaré contra los juicios paralelos y la exhibición mediática de todos aquellos que, como personas, tienen derecho al respecto absoluto de la integridad de su imagen y honor e insistiré en que, aún en el caso de que exista una sentencia firme condenatoria, la dignidad es inherente a las personas.

El último caso de perversión de todos estos principios ha sucedido en las Islas Canarias pero podría haber sucedido en cualquier otra comunidad. No hay más que ver en qué espectáculo se ha convertido el juicio por el crimen del alcalde de Fago, o las detenciones por la de la muerte del de Polop de la Marina.

Sin embargo, este caso ha sido especialmente repugnante: una niña de tres años fallece en un hospital y, ante la posibilidad de que sea como consecuencia de mal trato el médico avisa a las autoridades, Hasta aquí todo entra dentro de lo normal.

Pero, de repente empezamos a saber (alguien lo filtra) que la niña presentaba hematomas, quemaduras y, lo que es aún más terrible, desgarros anales y vaginales. Se detiene al novio de la madre de la niña como responsable de la violación misma y muerte de pequeña. Ya tenemos carnaza.

De inmediato los medios de comunicación se hacen eco de este suceso siniestro y exhiben al detenido, quien por cierto negó todas las acusaciones, sin el más mínimo respeto a su integridad. Diego, un chico de 24 años ha sido durante poco más de 24 horas un violador y un homicida expuesto en el circo que ya le había juzgado y condenado. Los insultos se han podido oír con toda claridad.

Después se le deja en LIBERTAD SIN CARGO ALGUNO, porque se ha demostrado tras la autopsia de esa pobre criatura que la muerte se debió PROBABLEMENTE a una caída que le produjo un daño cerebral. Justo lo que sostuvo Diego desde el inicio de su calvario.

¿Cómo es posible que se conculque de tal forma el derecho de los ciudadanos, dónde están quienes tiene que velar por ellos, dónde quienes tienen la obligación de garantizar nuestra seguridad jurídica, los que deben asegurar nuestra integridad ante estas afrentas? ¿Dónde está el Defensor del Pueblo? Sin duda le preocupa mucho más el desarrollo del Estatut de Catalunya que el atropello que ha sufrido este chico.

¿Cómo se va a reparar el daño hecho? ¿Con cuántos euros se repone la decencia y el buen nombre de una persona sometida a esta vejación?

Que mierda de justicieros y que asco me dan.





REVISIONISMO PURO Y DURO

Un primer y apresurado vistazo a la Ley de Economía Sostenible que presentó el 27 de marzo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, me lleva a la conclusión de que se trata de más de lo mismo, es decir, acrecencia de intentos de mantener a salvo el sistema capitalista, con parches paliativos, en la más pura tradición revisionista. O, dicho de otra forma, ni un sólo avance hacia el socialismo, ni siquiera en su versión socialdemócrata.

Por lo tanto, como no se aprovecha la crisis para acometer, no estas reformas más o menos bien intencionadas, sino auténticos cambios radicales del sistema de producción, es más que seguro que, dentro de algún tiempo, 15 ó 20 años, volvamos a padecer otra situación similar a la actual.

Se ha dicho que este conflicto ha tenido unas caracteristicazas muy distintas a las anteriores y ello es, en mi opinión, sólo cierto parcialmente porque, en el fondo, la cuestión es la de siempre: la contradicción innata del sistema de producción capitalista entre la ilimitada capacidad producción y la limitada capacidad de consumo y distribución. Algo que hace que las crisis sean absolutamente necesarias para la sobrevivencia del propio sistema que así se ajusta dentro de su lógica.

Es cierto que el problema más palpable ha sido en este caso la casi desaparición del crédito, algo que tampoco es nuevo porque, en cualquier crisis, lo primero que desparece es el préstamo de dinero con lo que se paraliza el sistema, que es precisamente la base de su reajuste.

También en esta crisis se ha puesto de manifiesto la contradicción entre la sobreproducción y la capacidad limitada de consumo. El detonante han sido las hipotecas de alto riesgo llamadas “subprime”.

E hipotecas son sólo el resultado de la necesidad que las constructoras e inmobiliarias de Estados Unidos tenían de colocar, de vender, de distribuir, sus casas en un mercado absolutamente saturado. El exceso de producción de casas lleva a tener que incentivar artificialmente el consumo y facilitar el acceso al crédito incluso en condiciones de gran riesgo tanto a posibles compradores como a constructores.

Los bancos, no sólo en Estados Unidos, creyeron que, en el peor de los casos, siempre tendrían, en caso de morosidad, la garantía de la casa incautada al que no podía pagar, sin contar con la posibilidad de que se produjera un parón en la demanda, y por tanto, una caída generalizada de los precios de tal magnitud que, en el mejor de los casos, vendían con fuertes pérdidas.

Como la economía está globalizada no sólo los bancos estadounidenses fueron los afectados sino los de caso todo el mundo, ya que las “subprime” habían sido vendidas a diestro y siniestro.

Y ahora qué pasa. Pues sencillamente que allí donde la crisis ha coincidido con la presencia en el gobiernos de partidos socialdemócratas, éstos no han hecho nada por cambiar el sistema y, fieles a su historia, han sido presos del pánico y se han limitado a medidas paliativas encaminadas a corregir algunos de los aspectos más dañinos invirtiendo cantidades ingentes en salvar grandes empresas y bancos.

Es cierto, y justo es reconocerlo que, en el caso de España, el gobierno ha intentado con más afán que éxito, evitar que los efectos de la crisis no provocara un desastre entre los trabajadores. Es evidente que los resultados son muy pobres, porque nada menos que cuatro millones de personas han perdido su empleo y un millón de familias tienen a todos sus integrantes en el desempleo.

Y ahora nos presentan una serie de medidas que sólo van a servir para capear el temporal porque no atajan el verdadero mal. Se trata de medidas de incentivo de la misma economía que antes o después volverá a producir una nueva espiral de sobreproducción.

Porque nos podríamos preguntar con inquietud, qué tipo de economía es la que se quiere incentivar. ¿La misma que nos ha llevado es esta situación de desempleo, de incertidumbre, de desaparición de empresas pequeñas y medianas, de EREs masivos, de personas que pierden sus casas? ¿Es esto lo que hay que incentivar, es este la economía sostenible que hay que nos va a salvar?

En fin, como señalé al inicio y, aunque la lectura definitiva de estas medidas es algo que está pendiente, al menos hasta que conozcamos los detalles más importantes, da la impresión de que este proyecto de Ley tan cacareado se queda en nada de nada o en más de lo de siempre.