viernes, mayo 06, 2011

EL SAQUEO DE PORTUGAL

Los portugueses, un pueblo circunspecto y con cierta tendencia al suicidio, según especulaba Miguel de Unamuno, se habrán quedado de piedra al enterarse de los pormenores de lo que es va a costar el rescate que la Unión Europea ha planificado para salvarles del desastre al que parece les ha conducido la crisis financiera.

Más que un rescate, según deduzco de las acepciones del diccionario de la RAE, se trata de un verdadero saqueo; una especie de segundo terremoto de Lisboa, que no va a dejar piedra sobre piedra de lo que fueron los pequeños avances que, en materia social, habían logrado nuestros vecinos y que tampoco eran para lanzar cohetes.

La UE, liderada por esa tal Frau Merkel (me ahorro esta vez los calificativos) va a dar a Portugal 52.000 millones de euros de “rescate”. El resto (26.000 millones) lo ponen ONGs como el FMI.

Siempre, ingenuo que soy, había creído que una operación de rescate se hacía sin fines lucrativos, sin afán de enriquecerse y, mucho menos aún de dejar al rescatado prácticamente desvalijado y en la más absoluta miseria, porque entonces muchos pensarán que es mejor quedarse en la situación previa a ese rescate o pegarse un tiro.

Porque resulta verdaderamente terrible que el rescate vaya a provocar una recesión de la economía de Portugal durante dos años y será a partir de 2013, en el mejor de los casos, cuando empiecen los brotes verdes. Curiosa ayuda a un socio necsitado.

Portugal, como antes Grecia e Irlanda, no ha podido resistir la presión de los delincuentes de las agencias de calificación que han machacado día tras día su economía y su prestigio.

A esto hay que añadir la debilidad de un gobierno, presidido por una especie de monclovita, que aseguraba que el país no necesitaba el rescate. Desgraciadamente para los portugueses ese gobierno débil ha sucumbido incapaz de hacer frente a los mercados con dignidad. Ahora conocerán las recetas del FMI y las “reformas” que otros ya padecemos.

Bien, el caso es que el rescate que han organizado de los amigos de la UE, va a significar recortes en las pensiones que pasen de 1.500 euros y congelación de las restantes, despedir a 20.000 funcionarios, privatización de la mayor parte de las empresas públicas, reducción de prestaciones en dinero y tiempo a los desempleados que van a llegar al 13 por ciento de la población activa, menores prestaciones en sanidad, paralización de la inversión pública y, por resumir de alguna forma, un empobrecimiento general del país y de sus ciudadanos más desfavorecidos.

Sin embargo, los bancos, esos maravillosos bancos que tanto hacen por todos nosotros, podrán salir adelante con el dinero que requiere el rescate, porque precisamente una buena parte de esos más de 70.000 millones se van a destinar a eso.

Triste destino el que les espera a nuestros vecinos portugueses. Triste destino para un país que siempre ha tenido dignidad dentro de su humildad; triste destino para un pueblo que supo sacudirse una dictadura (no como otros que pactaron) y ahora va a sufrir la dictadura del mercado. Triste destino para quienes no tuvieron la más mínima responsabilidad en lo que ha sucedido.

Espero y deseo que, pese a todo esto, el camino que les queda por recorrer sea lo menos doloroso y lo más corto posible. Aquí , en España no hace falta rescate porque ya se ha encargado el gobierno de las “reformas necesarias”.

miércoles, mayo 04, 2011

NO CONDENAR EL TERRORISMO SÓLO ES DELITO PARA LA IZQUIERDA ABERTZALE


Si algo le faltaba al tipejo que habita en la Moncloa, además de ser el palanganero del FMI y similares, era pisotear impunemente el derecho internacional en nombre de la democracia. Hoy ha dado ese paso y se ha calificado a si mismo. Ya no tiene nada que reprochar a los que defienden la guerra y la violencia como solución a los problemas internacionales.

Resulta verdaderamente escalofriante saber que aquel que fue elegido en buena medida por su oposición a la guerra de Iraq, sea hoy un personajillo sanguinario, lameculos de un premio Nobel de la Paz que se ufana de haber cometido un acto tan deleznable como es el asesinato de alguien, por muy terrorista que pudiera ser.

¿Qué podemos esperar en el futuro de este sujeto? Da miedo pensar hasta dónde nos puede llevar su servilismo con el poderoso Obama, su conversión en uno de los bastiones del más feroz belicismo que se escuda en argumentos verdaderamente incalificables para eludir la más mínima crítica a su señor, junto al que iban a ser un acontecimiento planetario.

Parece que la condena del terrorismo sólo es obligatoria para la izquierda abertzale, mientras que para el resto, incluso es posible justificarlo en el Congreso de los Diputados.

Queda poco más de un año para que este personaje siniestro, con un poco de suerte, desaparezca para siempre de la vida política de España. ¡Ojalá sea así! Pero, en este periodo de tiempo, pueden suceder muchas cosas que aún pueden llevarnos a situaciones verdaderamente indeseables.

La respuesta que ha dado hoy al diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, sobre la muerte de Bin Laden, traspasa los límites de lo que se podría esperar de una persona normal y demuestra que ha perdido toda clase de escrúpulos. Hoy ha defendido el terrorismo de estado como forma de actuación.

Que no nos quepa la más mínima duda: España está regida por un personaje que justifica el asesinato como solución a los problemas de seguridad. Ciudadanos temblemos.  

Habrá alguien que solicite la ilegalización de las listas del Psoe por no condenar el terrorismo de estado?

lunes, mayo 02, 2011

EL BEATO WOYTILA

Una molesta lesión me tiene un poco ausente del mundo del blog. No se trata de algo demasiado importante pero si debo mantenerme alejado de los teclados más allá de los estrictamente necesario. Además, lo digo con toda sinceridad, no tengo la suficiente inspiración como para escribir algo que pueda tener interés, incluso para quienes son benevolentes en su juicio para con mis escritos.

Sin embargo, quiero hacer hoy una excepción al hilo de un acontecimiento que, si bien no es demasiado trascendental en comparación con los sucesos que nos acongojan cada día,  a veces casi cada hora,  y que nos dejan con el alma en vilo,  si me ha llamado la atención por su significado.

He visto con perplejidad como una vez más el estado español, a través de sus más significativas magistraturas, rinden pleitesia a una organización religiosa como es la Iglesia Católica, con la asistencia a la beatificación de Woytila, pontífice Juan Pablo II.

Evidentemente, faltaría más, los católicos pueden beatificar a quien quieran. Parece que para ellos es lo mismo que este beatificado exprés , llamado a ser santo próximamente, no tuviera el más mínimo inconveniente en recibir al criminal genocida augusto pinochet y,  por contra,  abroncara de forma inmisericorde a Ernesto Cardenal,  por citar algún ejemplo muy elocuente.

Llama también la atención que el proceso de Juan XXIII,  un Papa que logró bastante más predicamento,  esté aún en el limbo.

Pero, al margen de esto, lo que me ha producido indignación es la asistencia de un representante del Gobierno de España a esta ceremonia. ¿Qué pinta un ministro de un Gobierno que se dice laico en un ceremonia totalmente religiosa? Porque ni siquiera es un acto del Estado Vaticano, en el que se podría aducir un argumento diplomático. Se trata de la beatificación de un pontífice de una de las muchas sectas cristianas que existen y, por tanto, una cuestión que nada tiene que ver con la relación amistosa entre Estados.

En realidad,  el Gobierno de España,  hace un flaco favor a su cacareado laicismo y se burla de todos aquellos que pensamos que debe existir una separación auténtica entre la iglesia y el Estado.

No es la primer vez que ocurre y, por supuesto, no va a ser la última.

Sé de sobra que, en este momento, y con la cantidad de problemas que acucian a la sociedad española, este es un asunto absolutamente menor, casi sin más importancia, pero no deja de ser significativo que, una vez más, el discurso oficial, como en tantas otras cosas, se aleje de la realidad.